Ayer, 28 de mayo, fue uno de esos días distintos, inolvidables, mágicos. Paul McCartney estaría en México y yo no asistiría, o al menos eso creía. Cerca de las 6, y para no describir detalles por los cuales estoy inmensamente agradecido, me enteré que asistiría. Así, sin más me preparé para asistir al Foro Sol.
Asistir a un concierto de Sir Paul es presenciar la historia, es estar frente a uno de los más grandes músicos de todos los tiempos. Macca tiene esa aura que muy pocos tienen y lo que nos hizo vivir ayer fue indescriptible.
Al grito de “Hola Shilangoouuuus” comenzó el espectáculo. El Foro Sol se entregaba a su ídolo, y la magia llegaba. Vimos a un McCartney totalmente entregado, con todo su carisma y todo su talento a disposición de México. Vimos a un McCartney conmovido por las muestras de afecto. Vimos a un ex-Beatle sorprendido por las “luces” del Foro Sol. Después de tantos años de carrera, de tantos conciertos, después de la vida que ha vivido, que privilegiados somos los mexicanos para poder sorprender a un hombre como Paul con algo tan simple como unos encendedores. En respuesta, Paul improvisó “México, share the lights” y el público soñó.
Live and Let Die fue explosiva, My Love nostálgica, Something contrastante, Give Peace a Chance melancólica, Hey Jude fue coreada al unísono por 50,000 almas. Hacen falta adjetivos para describirlo. Pasamos de la euforia al llanto con una facilidad pasmosa, y durante 2 horas y media, el mundo se detuvo ante un genio.
Gracias Paul por tu magia, gracias por tu cariño por México, gracias por tu música y gracias por tu legado. México te ama y te agradece tu entrega y tu sencillez. Te esperamos de vuelta, siempre será tu casa y los mexicanos siempre estaremos esperándote con nuestra euforia y nuestras luces. Gracias por ayer… gracias por siempre.
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