"Ramón", el dinero y el exceso de equipaje.

miércoles, 23 de junio de 2010 en 23:23

Hace tiempo conocí a un señor (del cual por cierto no recuerdo el nombre, pero que para efectos prácticos será llamado "Ramón") que era un "cuate", más no amigo, de mi padre. Para ese entonces, yo tendría escasos 12 años. Iríamos juntos a una cabaña en Tres Marías, pasaríamos la tarde ahí, comeríamos y regresaríamos el mismo día por la noche. Previamente, mi padre me había pedido que observara muy bien a "Ramón", que analizara su comportamiento y su relación con sus hijos. También, me pidió que no preguntara ni comentara nada al respecto hasta que el viaje terminara y estuviéramos solos. Me pareció muy extraña dicha solicitud, pero cosa rara en mi, obedecí.

Lo que pude ver fue a un señor obsesionado con el ahorro. Su ropa y la de toda la familia se veía desgastada, su coche era un modelo muy antiguo con la pintura desgastada y los asientos rotos. En la cajuela, llevaba una olla de arroz y otra de mole, argumentando que así no gastarían en comer. En un punto, uno de sus 2 hijos le pidió dinero para comprar un refresco, a lo que el "Ramón" contestó que le daría algo de dinero para que comprara un refresco, pero que tendría que compartirlo con su hermano, para no tener que comprar 2. En fin, muchos detalles de este estilo.

Su esposa tenía una actitud de resignación. Era una señora completamente dominada por su marido y que acataba cualquier decisión, aunque era evidente que no estaba contenta. Los hijos, ambos varones menores que yo, se percibían completamente acostumbrados y hasta cierto punto, satisfechos con la situación.

Durante el día, estuve pensando en el por qué de la solicitud de mi padre. Supuse que querría darme una lección sobre lo afortunados que éramos por tener una posición económica, si no holgada, al menos cómoda. Supuse que por la noche, me haría ver que hay gente con muchas menos posibilidades de las que nosotros teníamos en esa época y que esa sería la enseñanza, así que luego de par de horas, me olvidé del señor y de su actitud, dando por hecho que mi análisis era correcto.

El día transcurrió y regresamos a casa. Mi padre me llamó para que platicáramos y yo, creyendo saber lo que vendría, acudí al llamado sin motivación. Me preguntó sobre lo que había observado y le di mis impresiones. Luego, le dije que había aprendido la lección, que sabía lo afortunados que éramos. En realidad, lo dije pensando que era lo que quería escuchar.

Cual fue mi sorpresa, cuando mi padre me platicó que "Ramón" era dueño de una de las más grandes imprentas en México. Que su empresa estaba valuada en más de 15 millones de dólares y que en el banco, al menos contaba con 20 millones de dólares ahorrados. Yo tardé en creerle, no concebía que alguien con tal cantidad de dinero viviera como ellos vivían. Mi padre me contó que Ramón y su familia vivían en un pequeño departamento en unos multifamiliares a la salida de la ciudad, que sus hijos iban a escuelas públicas y que jamás se daban gustos como teatros o comidas en restaurantes.

Luego, mi padre me contó que un día le preguntó a Ramón el por qué de su estilo de vida cuando tenía la posibilidad de darle a su familia todo lo que quisiera. Ramón le respondió algo parecido a lo que pondré a continuación:

"Para la mayoría de la gente, el placer de tener dinero radica en lo que puedes comprar con él, en los lujos que te puede dar, en las comodidades, pero yo no soy así. Para mi, la belleza del dinero radica exclusivamente en tenerlo, en saber que lo poseo y en ahorrarlo. No tengo pensado gastarlo, cuando enfermamos acudimos a hospitales públicos, ahorramos hasta en las cosas más esenciales y mi familia sabe que aunque tengamos todo el dinero que tenemos, jamás lo gastaremos, ya que como te dije, para mi, el placer del dinero radica SÓLO en tenerlo, más no en gastarlo. Te pido que por favor, nunca me vuelvas a preguntar nada al respecto".

Esa fue la última vez que mi padre y Ramón se vieron y también fue la única vez que yo vi a Ramón o a su familia. Mi padre me preguntó después si creía que Ramón o su familia eran felices, a lo que respondí que no. Entonces, mi padre me dijo que eso era todo y me fui a mi cuarto.

No soy nadie para juzgar a Ramón, pero no podría estar más en desacuerdo con él. Independientemente del dinero, creo que la felicidad radica en disfrutar cada día. Hay gente que guarda su loción favorita para "ocasiones especiales"... yo creo que la vida es una ocasión especial y que esa loción se debe de usar cada que te de la gana.

No se que haya sido de Ramón y de su familia, lo único que se es que ese día aprendí a vivir más "ligero de equipaje", con menos presión. Más ocupado en disfrutar el día que en desperdiciarlo en preocupaciones.

2 comentarios

  1. Anónimo Says:

    Yo pienso que ese tal Ramón cumplió sus Objetivos PEEEERSONALES... para alguien soltero y sin hijos es lo IDEAL, sin embargo no supo que ya no está SOLO en el camino y sus decisiones afectan a terceros. PANA

  2. HondaFan Says:

    Me dejas frío con tu entrada, es muy buena.
    Ramón estaba viviendo su vida, sí, pero con él estaba arrastrando y dando una impresión a sus hijos que dista mucho de ser correcta.
    Pero bueno, cada cabeza es un mundo, y parece que la de Ramón funcionaba muy diferente a la de nosotros.
    Sigamos disfrutando cada momento que tenemos, y muchas gracias por compartir esta historia con nosotros.

    Espero que no te moleste que deje un vinculo a nuestro nuevo video.

    Saludos.

    Aquí está el link

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