Hablar de casualidades es recurrir a un lugar común. Todos tenemos historias al respecto, todos las hemos vivido y sin embargo nunca dejamos de sorprendernos. Por otro lado, todas las familias tienen sus "anécdotas entrañables". Esos relatos que no pueden faltar en cualquier reunión y que por algunos minutos logran captar la atención de los presentes.
Mi familia no rompe esta regla. En el caso de los "Dacoor", tenemos no 1 ni 2, sino 3 historias obligadas durante los momentos sociales. Dos de esas historias son relatadas por mi abuela ,"mi viejita linda", y narran aquellos momentos en los que mi abuelo hacía su luchita con ella. Algún día contaré esas historias. La otra es justamente la que dará cuerpo a este post y se remonta ya 28 años en el tiempo, cuando mis padres estaban recién y felizmente casados (este "status" duro muy poco, pero al menos dió tiempo para esta historia).
Contextualizemos... mi madre siempre fue "fresita", sobre todo de soltera. Económiamente su situación era tranquila; no era Slim (Muchas felicidades Carlos!!! Acaba de ser tu cumple!!! Te mandé tu regalo ehhh, para que te acuerdes de mi) , pero se podía dar sus gustos. Uno de esos gustos fue tomar un crucero por el Caribe a sus 26 años. En dicho crucero, las anécdotas y las historias fueron varias sin embargo, una pareja que celebrara su Honeymoon (awwwww... bite me!) de quienes por más que intenté no logré conseguir el apellido se llevaron "el relato del viaje" pues fueron estúpidamente consentidos por la tripulación . Todos los pasajeros incluida mi madre, externaron su molestia de que ellos recibieron un trato y beneficios muy superiores al resto de los viajeros.
Contextualizemos más... Varios años después, 5 para ser exactos, cuando mis padres hacían su luchita por iniciar su vida marital de la manera más decorosa posible, acordaron que una vez cada quince días organizarían una cena en la casa y que invitarían a alguna amistad distinta para cada ocasión. Se turnarían el "honor" de invitar, es decir, la primer quincena mi padre invitaría a alguien y aunque mi madre sintiera que se le volteaban los ojos al recibirlos, tenía el compromiso de hacerles buena cara y viceversa.
Los primeros meses, las cenas trascurrieron sin novedad. Un día, mi padre invitó a "Mr. X" (no es el de la tele, es que nadie recordó su nombre) y a su esposa. La cena pasó sin pena ni gloria y para la sobremesa comenzaron a platicar de temas varios. Mis padres, recien casados, habían viajado por varias ciudades de Estados Unidos en carro, teniendo así una "Luna de Miel" (bite me! again) algo fuera de lo común y narraban sus experiencias. Mi madre comentaba que ella siempre había sido fanática de los cruceros y mi padre comentaba que siempre ha tenido un miedo a los barcos, vaya usted a saber por qué, así que los cruceros estaban descartados. Estaban en este debate cuando la "Pareja X" intervino a favor de mi madre, Una cosa llevó a la otra y luego de algunos minutos, salieron los álbumes de fotos.
Si eres un lector perspicaz, es probable que ya sepas cual es la "casualidad" en esta historia. En realidad, me preocuparía un poco que no lo supieras pero aun así por mero respeto, terminaré de contarlo.
Muy contentos se encontraban los 4 viendo dicho álbum cuando de pronto ¡SORPRESA!, el "Matrimonio X" se encontró en las fotos de mi madre. En efecto, eran los consentidos del viaje. Cabe señalar que antes de esto, mi madre había contado su historia del crucero, hablando de lo mucho que se había incomodado con dicha pareja.
No estuve ahí para verlo con mis propios ojos (yo era sólo una "travesura" inconclusa) pero supongo que el silencio incómodo fue memorable. Lo que si se a ciencia cierta es que los Dacoor no volvieron a saber de los X, de ahí que no recordemos siquiera su apellido.
MORALEJA: La bronca no está en criticar y hablar mal de los demás... la bronca está en tener mala memoria!
Mi familia no rompe esta regla. En el caso de los "Dacoor", tenemos no 1 ni 2, sino 3 historias obligadas durante los momentos sociales. Dos de esas historias son relatadas por mi abuela ,"mi viejita linda", y narran aquellos momentos en los que mi abuelo hacía su luchita con ella. Algún día contaré esas historias. La otra es justamente la que dará cuerpo a este post y se remonta ya 28 años en el tiempo, cuando mis padres estaban recién y felizmente casados (este "status" duro muy poco, pero al menos dió tiempo para esta historia).
Contextualizemos... mi madre siempre fue "fresita", sobre todo de soltera. Económiamente su situación era tranquila; no era Slim (Muchas felicidades Carlos!!! Acaba de ser tu cumple!!! Te mandé tu regalo ehhh, para que te acuerdes de mi) , pero se podía dar sus gustos. Uno de esos gustos fue tomar un crucero por el Caribe a sus 26 años. En dicho crucero, las anécdotas y las historias fueron varias sin embargo, una pareja que celebrara su Honeymoon (awwwww... bite me!) de quienes por más que intenté no logré conseguir el apellido se llevaron "el relato del viaje" pues fueron estúpidamente consentidos por la tripulación . Todos los pasajeros incluida mi madre, externaron su molestia de que ellos recibieron un trato y beneficios muy superiores al resto de los viajeros.
Contextualizemos más... Varios años después, 5 para ser exactos, cuando mis padres hacían su luchita por iniciar su vida marital de la manera más decorosa posible, acordaron que una vez cada quince días organizarían una cena en la casa y que invitarían a alguna amistad distinta para cada ocasión. Se turnarían el "honor" de invitar, es decir, la primer quincena mi padre invitaría a alguien y aunque mi madre sintiera que se le volteaban los ojos al recibirlos, tenía el compromiso de hacerles buena cara y viceversa.
Los primeros meses, las cenas trascurrieron sin novedad. Un día, mi padre invitó a "Mr. X" (no es el de la tele, es que nadie recordó su nombre) y a su esposa. La cena pasó sin pena ni gloria y para la sobremesa comenzaron a platicar de temas varios. Mis padres, recien casados, habían viajado por varias ciudades de Estados Unidos en carro, teniendo así una "Luna de Miel" (bite me! again) algo fuera de lo común y narraban sus experiencias. Mi madre comentaba que ella siempre había sido fanática de los cruceros y mi padre comentaba que siempre ha tenido un miedo a los barcos, vaya usted a saber por qué, así que los cruceros estaban descartados. Estaban en este debate cuando la "Pareja X" intervino a favor de mi madre, Una cosa llevó a la otra y luego de algunos minutos, salieron los álbumes de fotos.
Si eres un lector perspicaz, es probable que ya sepas cual es la "casualidad" en esta historia. En realidad, me preocuparía un poco que no lo supieras pero aun así por mero respeto, terminaré de contarlo.
Muy contentos se encontraban los 4 viendo dicho álbum cuando de pronto ¡SORPRESA!, el "Matrimonio X" se encontró en las fotos de mi madre. En efecto, eran los consentidos del viaje. Cabe señalar que antes de esto, mi madre había contado su historia del crucero, hablando de lo mucho que se había incomodado con dicha pareja.
No estuve ahí para verlo con mis propios ojos (yo era sólo una "travesura" inconclusa) pero supongo que el silencio incómodo fue memorable. Lo que si se a ciencia cierta es que los Dacoor no volvieron a saber de los X, de ahí que no recordemos siquiera su apellido.
MORALEJA: La bronca no está en criticar y hablar mal de los demás... la bronca está en tener mala memoria!