Crónicas de Ocio

Históricamente, el deporte nos ha regalado figuras de un nivel distinto, personajes capaces de dominar cierta disciplina y además hacerlo parecer sencillo. Michael Jordan es un ejemplo, durante su reinado, no había quien pudiera hacerle frente. Logró hacer de un equipo históricamente perdedor como los Chicago Bulls toda una dinastía. Tuvo a su lado jugadores de primer nivel, pero sin duda fue él quien lo hizo posible.

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Wayne Gretsky en el hockey es otro ejemplo, fué un jugador que dominó todos los aspectos del juego. El más goleador, el jugador con más asistencias, dominó la temporada regular, los playoffs, en fin un jugador diferente.

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El fútbol también tiene sus astros, Pele, Zidane, Cruyff, Best... y Maradona... siempre Maradona.

Desde niño, desde su salida de Villa Fiorito se veía en él una capacidad especial para controlar el balón. Desde que lo presentaban al medio tiempo de los juegos para dominar el balón se notaba que técnicamente era un fuera de serie. Debutó y demostró que todo lo que se dijo de él fue poco. Sin duda el mejor de su tiempo. (No entraré en el debate de si es el mejor de la historia por que eso es tema para otro post). Que yo recuerde (y si estoy mal, corríjanme) ha sido el único jugador que practicamente sólo ha hecho campeón a un mal equipo (antes de él, el Napoles no figuraba, después de él, descendió de categoría y con él, era un equipo diseñado para Maradona, sólo para él).

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Con la Selección Argentina, portando su 10 también lo logró todo. Ese partido contra Inglaterra es el mejor resumen de lo que fue Diego. Un gol ilegal y el mejor gol de la historia separados por escasos minutos. Así fue Diego, así fue el 10. El doping lo alejó del fútbol, pero dejó en Argentina una huella inborrable. Ahora, existe un culto por su figura, por sus logros, incluso tiene una "religión" propia de la cuál es el Dios.

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Sin embargo, tanta idolatría, tener el mundo a sus pies lo han hecho perder piso una y otra y otra y otra vez. Cae y se levanta cual si fuera deporte. Cuándo parece que ha tocado fondo, de la nada resurge y se reinventa, una y otra vez.

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Ahora, como técnico del seleccionado Argentino, demostró varias cosas.

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a) Un buen jugador no es un buen técnico.

b) No es todopoderoso como sus "fieles" aseguran.

c) Tantas alabanzas, tanta idolatría lo han hecho perder piso. Se ha creido que es Dios, se ha creido superior a todos.... "Una mentira repetida un millón de veces termina por convertirse en verdad"

d) Argentina calificó NO por méritos del entrenador.

e) Maradona es un ente mediático, siempre está en el ojo del huracán, así ha vivido y así vivirá por siempre.

f) La cultura y el respeto no están necesariamente ligados con el fútbol. Maradona demostró que en su afan de "decir lo que se piensa", de ser Blanco o negro, pero jamás grís, como él mismo lo dijo,optó por el negro más saturado y demostró lo bajo que es capaz de caer.

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La FIFA está considerando un castigo de al menos 5 juegos oficiales. De confirmarse lo anterior, el Diego no podría dirigir al seleccionado hasta las semifinales del Mundial, en caso que Argentina calificara. Estaría fuera del Mundial que según él, ganó para su país. En mi opinión, ES LO MÍNIMO QUE DEBERÍA SUCEDER. No importa que sea Maradona, esas declaraciones son impersonables, la reprimenda deberá de ser ejemplar. Cualquier figura mediática, y más de los tamaños de Diego, debe entender que tiene una inmensa responsailidad. Millones han escuchado sus declaraciones, sin importar edad o nacionalidad. Los actos deben de tener consecuencias, y Diego debe de ser suspendido.

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Como jugador fue un fuera de serie. Aun hoy disfruto su gambeta, su mágica pierna izquierda, su inteligencia en el terreno. Diego nació para jugar fútbol... aun vestido en el más elegante traje de negocios pareciera que está a punto de matar un balón con el pecho, así lo describe Juan Villoro y es muy cierto... pero como entrenador, como líder de un grupo, ahí no tiene magia, ahí es sólo una persona más, uno más del montón, con más deficiencias que cualquiera, pero con un peso muy fuerte, el recuerdo de lo que fue y ya no es.